Amaia Antxustegi: «Hay que reducir la basura y una idea es que pague más quien más genere»

5 June, 2022 Zabalgarbi Zabalgarbi Noticias EN

DEIA

Inmersa en la elaboración del tercer plan de residuos de Bizkaia, Amaia Antxustegi incide en la necesidad de reducir la basura generada en Bizkaia. No en vano, esa futura hoja de ruta incidirá por primera vez de manera directa no solo en la gestión de los residuos, sino también en su prevención. Otro de sus caballos de batalla es ayudar al primer sector a levantar cabeza tras la crisis, primero del covid y ahora derivada por la invasión de Ucrania, con un plan de choque que alcanzará los 1,5 millones de euros. “Esperamos tener ese plan para este mes”, avanza la diputada de Sostenibilidad y Medio Natural.

Reciclaje, separación por fracción, reutilización… ¿Cuál es el principal reto que tiene por delante Bizkaia en materia de residuos?

—Tenemos que generar menos residuos; de hecho, en este tercer plan que estamos elaborando añadimos la prevención junto a la gestión, que antes iban en dos planes diferentes. Hay que tener, en nuestro día a día, pequeños gestos para proteger el medio ambiente porque lo que hacemos tiene impacto sobre él. En el plan se plantea que el 79% de los residuos tengan una valorización material, un 17,68% energética y un 2,49% termine en vertedero. No solo los que nos marcamos nosotros, sino también los que nos llegan desde Europa: reducir un 15% la generación de residuos respecto a 2010, o un 20% los envases ligeros.

¿Estamos en una buena situación?

—Según la última revisión de la prórroga del segundo plan, se están cumpliendo los objetivos y estamos alcanzando lo que está sobre el papel en la realidad. La satisfacción es muy alta. Y desde fuera, Bizkaia se toma como un referente en gestión de residuos. Hemos tenido visitas de Asturias y de diferentes países europeos para visitar las instalaciones y conocer cómo gestionamos la basura.

¿Qué nuevas estrategias se van a establecer en ese plan?

—El residuo inteligente, el tener el máximo de información, es fundamental para acertar en los objetivos de forma eficaz. Una idea puede ser implantar nuevos sistemas en la recogida, como puede ser el pago por generación u otros sistemas que nos puedan nutrir de datos, y explotarlos para trasladarlo a una medida.

¿Faltan nuevas infraestructuras?

—Se ha establecido una prognosis de cuál va a ser la generación de residuos en los próximos años y puede haber déficit en la capacidad de recibir basura. Por ejemplo, en orgánico; hemos implantado ya tres mini plantas de compost en Igorre, Getxo y Berriatua para complementar la central de Bizkaiko Konpostegia. Lo importante es maximizar la valorización material. Las inversiones que haya que realizar irán destinadas a que Bizkaia sea más sostenible y pueda gestionar esos residuos.

¿La capacidad de Zabalgarbi es suficiente para los próximos años?

—Estamos ahora preparando un plan estratégico precisamente para ver hacia dónde tiene que ir, cuál va a ser su futuro. De momento no hay nada decidido, barajamos diferentes opciones con los socios. Para nosotros es una infraestructura muy importante y ahí vamos a estar para que Zabalgarbi tenga ese futuro.

En los últimos años se han cerrado varios vertederos. ¿Los que quedan son suficientes?

—En la medida en que vayamos viendo cuáles son las necesidades futuras iremos adoptando diferentes decisiones, pero de momento tienen bastantes años de vida útil.

Bilbao ha implantado incentivos para el reciclaje de envases. ¿Se plantean algo así?

—El sistema de pago por generación te da esa opción; pagar la tasa correspondiente en función del residuo que generas. Es una de las medidas que se pueden implantar, pero lo tenemos que hacer con los ayuntamientos. Se pueden hacer campañas de reciclaje, de objetos de segunda mano… Hay diferentes medidas.

Ha citado a los ayuntamientos. ¿Cómo ha ido el proceso de participación con los entes municipales para elaborar ese nuevo plan?

—Tienen mucho que decir; no solo porque tienen competencia en esta materia, sino porque son los que conocen la realidad de cada municipio y sus aportaciones son esenciales. Hemos tenido 11 encuentros en los que han participado 8 de cada 10 ayuntamientos y mancomunidades, y hemos recibido más de 400 aportaciones.

¿Qué piden?

—Sobre todo, incidir en el reciclaje y en la prevención, y mejorar la recogida selectiva en origen. Y la coordinación institucional; a la hora de lanzar diferentes medidas es importantísimo saber qué está haciendo cada uno y cómo lo podemos hacer de manera conjunta. Porque cada municipio tiene su realidad y una medida puede que funcione en uno, pero no en otro. Hay que estar coordinados.

¿Sigue arrastrando el primer sector el impacto de la crisis del covid?

—Ya venía tocado antes de la pandemia de covid y la invasión de Ucrania ha agravado todavía más la situación por el incremento del precio de la energía, la falta de abastecimiento de piensos… Tenemos un firme compromiso con ellos: lanzamos una línea de ayudas bajo el paraguas del covid de 1,1 millones de euros, de los que se van a beneficiar unas 440 explotaciones.

El diputado general, Unai Rementeria, avanzó en abril un plan de choque de 1,5 millones de euros.

—Nos hemos reunido con los diferentes subsectores, pero también con los sindicatos, con Enba, con Lorra… Esperamos tener ese plan para este mes de junio y poder perfilar las diferentes ayudas, que pueden ser directas, como han sido hasta ahora, pero también hay que tener en cuenta que el primer sector, como otros, está en una época de transformación. También veremos qué nos plantean en ese sentido y cómo lo podemos abordar.

¿Hay subsectores más afectados?

—Sí. Sobre todo el de vacuno de carne y leche, y el ovino-caprino, pero también el de las aves de carne, los productores de manzana para sidra, los de sidra… El abanico ha sido muy amplio. El primer sector que tenemos en Bizkaia es familiar y les es difícil competir ante otros que están más globalizados. De ahí la importancia de consumir kilómetro cero y poner en valor el trabajo que hacen.

Han establecido una moratoria en la plantación del eucalipto. ¿Tan crítica era la situación?

—La aparición de la banda marrón provocó que muchos propietarios talaran sus árboles, se hiciera el aprovechamiento y algunos optaran por el eucalipto. No se ha incrementado demasiado la superficie, pero sí veíamos que teníamos que ponerle freno para que no fuera a más. Esta moratoria lo que nos va a permitir es trabajar en la actualización de la norma foral de montes, que es del 94, para adaptarla a las circunstancias y situaciones de los últimos años.

¿Cuál será la superficie máxima?

—El objetivo es que no vaya a más; las 23.000 hectáreas que teníamos antes de la moratoria serían el límite.

Y después de esa moratoria, ¿qué?

—Tenemos que responder a las diferentes necesidades, logrando un equilibrio entre lo económico y la producción; el ocio, que podamos disfrutar de nuestros monte, y la protección del medio ambiente. Para tramitar la moratoria estuvimos con los diferentes agentes –forestalistas, ecologistas…– y contaremos con ellos también para la futura Norma Foral de Montes. Escucharemos y responderemos a lo que podamos.

¿Han valorado las repercusiones económicas para el sector?

—Llevamos ya muchos años con el plan de ayudas al sector forestal, casi cinco millones de euros. El año pasado y este hemos respondido a todas las solicitudes que cumplían los requisitos. Tenemos ese compromiso.

¿Tienen previstas nuevas compras de monte?

—Sí. Hemos adquirido ya unas 350 hectáreas y este año vamos a comprar otras tantas. Se han destinado más de 4 millones de euros, también para la repoblación de esas parcelas.

¿Cómo está la banda marrón?

—De momento parece que controlada, aunque seguimos trabajando para hacerle frente. Vamos a repetir el tratamiento con bioestimulantes del año pasado en 4.000 hectáreas de Arratia porque ha funcionado. Además, estamos viendo cuáles pueden ser las especies no alternativas, sino complementarias al pino radiata. Hay que hacerlo de la mano de la industria porque tiene que haber una transformación hacia esa nueva especie.