«Con la basura de todos los vertederos se podría generar el 4% de la electricidad que consume España»

14 February, 2023 Zabalgarbi Zabalgarbi Noticias EN

EL DIARIO VASCO

Existe una alternativa a llevar residuos no recicables al vertedero: quemarlos para obtener energía que luego se vierte a la red. Este proceso se denomina valorización energética de residuos y se realiza en plantas industriales diseñadas para tal fin. Y hoy en día, cuentan con una tecnología que limita la emisión de gases nocivos a la atmósfera. En Europa es común; en España, testimonial.

El presidente de la asociación que representa las plantas de valorización energética de residuos en España (Aeversu), Rafael Guinea, analiza el porqué del rechazo que nuestro país aún mantiene a un proceso que podría eliminar y reemplazar gran parte de los vertederos que pueblan la geografía española.

Con estas plantas, que todavía apenas superan la decena en España, en vez de tirar 12 millones de toneladas anuales al vertedero, se obtendría energía a través de la combustión que iría a la red de distribución.

-¿Qué residuos se destinan a las plantas de valorización energética?

-La gestión de residuos es algo que tiene una jerarquía muy clara, que se lleva muy a gala en Europa, donde somos los líderes a nivel mundial. Lo primero es reducir los residuos, para generar lo menos posible, aunque por desgracia la sociedad cada vez genera más. En segundo lugar, lo que no se pueda reducir se debe reciclar. A partir de ahí hay ver qué se hace con el resto de residuos. Históricamente lo que se ha hecho en España es llevarlo a un vertedero. Pero desde un punto de vista medioambiental, energético y de sentido común hay que saber que a esa basura se le puede dar una segunda sacando la energía hay en ella.

-¿Cómo es el proceso que convierte la basura en energía?

-Los residuos son tratados en una instalación, relativamente compleja, moderna, en la que a través de la combustión se saca el calor y con él se genera electricidad, que se vende a la red. Esta energía (en su mayoría) es renovable. También es estable y gestionable. Además, hoy sabemos que este proceso ayuda a reducir las emisiones de CO2 más que llevando la basura a un vertedero. Llevar la basura a un vertedero es meter en un problema a las generaciones futuras porque entierras la basura y contaminas el suelo y el aire durante años. Si tienes una alternativa científica que te permite gestionar esta basura y que, además, te da un beneficio -como es la obtención de energía- deberíamos empezar a aprovecharla.

-¿Es tan común en Europa?

-Pues sí, tampoco estamos inventando nada nuevo. En Europa hay más de 500 instalaciones. A nivel mundial cerca de 3.000 pero en España, un poco por tradición o porque tenemos mucho territorio y muchos sitios donde ‘esconder’ la basura, tenemos pocas. Solo 12 instalaciones repartidas por distintas comunidades autónomas. En cambio tenemos un montón de vertederos funcionando.

-¿Estas plantas y sus procesos de combustión pueden contaminar más que un vertedero?

-Estas plantas son tres en sí: una de sólidos, donde llega la basura y se separa lo reciclable; otra de producción de energía eléctrica tras la combustión y por último una planta de tratamiento de limpieza de gases. Esta última cuenta con una tecnología muy implementada y fiable por la cual todos los contaminantes que se producen en esta combustión son eliminados. Por ejemplo, los metales pesados que contienen los residuos. Lo que se consigue es rebajar al 1% los contaminantes que ya traían los residuos. Al final, sacas unos gases limpios cuyo problema a día de hoy es que tienen CO2, pero en gran parte es biogénico (procedente de basura orgánica, madera, biomasa, etc.). Esto obligatorio para todas las plantas y cada día son más las exigencias medioambientales; tanto que actualmente la chimenea de una planta de valorización es la que tiene las normativa más restrictiva del sector. No hay otra industria más limpia. Esto es un logro del movimiento ecologista, que han logrado que las chimeneas de estas plantas saquen, no diré ya aire puro, pero prácticamente.

-¿Cuánto más contamina un vertedero que una planta de este tipo? ¿Está medido?

-Sí está medido. El principal gas emisor de efecto invernadero de los vertederos es el metano. Una molécula de metano es 27 peor que una de CO2 para el efecto invernadero. Así, está calculado que llevando los residuos a un vertedero se produce un 250% más de efecto invernadero que con la valorización energética. Además, no se produce ninguna energía.

-¿De aprovecharse todos los residuos que llegan a vertedero, qué porcentaje de electricidad se aportaría a la red?

-Hasta un 4% de la electricidad que se consume en España. En esto hay una salvedad importante que remarcar: no se trata de que con esto vayas a cambiar todo lo que necesitamos cambiar en España para alcanzar las cero emisiones energéticas, pero sí es una energía gestionable. Su generación no depende de que sople el viento o haga sol. Así, resultar ser un buen complemento al sistema, ya que te permite producir energía eléctrica cuando se necesite porque no haya ni viento ni sol.

-Hay 12 instalaciones en España. ¿Hay comunidades con mayor implicación en esta alternativa al tratamiento de residuos?

-Cataluña es la que más instalaciones de este tipo tiene, con cuatro. Va seguida de Baleares y País Vasco con dos. En Galicia, Madrid, Cantabria y Melilla, hay una por ejemplo… Aquellas comunidades que tienen más densidad de población por metro cuadrado se han manifestado en contra de tener vertederos cerca. Así, se han desarrollado más plantas porque es una instalación que no afecta (o no impacta) a la vecindad. Pero hay comunidades con mucho territorio en las que pueden tener vertederos y poner la basura más lejos, con lo que no se han desarrollado ninguna.

-¿Por qué no tiene más implantación en España esta alternativa al margen de tener mucho terreno libre para instalar vertederos? 

-En España se lleva muchos años diciendo que la incineración es mala en términos absolutos, mala para la salud, que es una mala gestión de residuos… Y eso ha ido calando. Se necesitaría una valentía política para tomar una decisión y cambiar el hecho de que hoy el país europeo que más toneladas de residuos lleva a vertedero. No hay nadie a su nivel. Y eso es algo que en Europa sorprende y no gusta. Además del tema territorial que comentaba (que hay tierras para enterrar la basura) hay un tema social y político por el cual no se asume la responsabilidad de explicar bien esta alternativa de gestión y de defenderla, a pesar de que, una vez implantada, sea positiva. ¡No solo positiva! Sino que ya es obligatoria por normativa europea. En España tenemos un problema social tan grave que incluso nos lleva a incumplir normativa europea. Con esto me refiero a que teníamos un objetivo de reciclaje del 50% para 2020. En 2023, aún estamos el 38%. Pero, además, los objetivos marcan que para 2035 todos los países europeos tienen que reciclar el 65% y, como mucho, debería estar llevando al vertedero el 10%. Como mínimo, para no suspender, deberías valorizar el 25% de residuos. El 10% de vertedero y el resto (65%), al reciclaje. Ahora mismo solo pasa por las plantas de valorización el 12% de los residuos. Así que España necesita, como mínimo, duplicar las instalaciones para alcanzar esta capacidad. Si se mira el mapa hay zonas donde la necesidad es evidente. Madrid por ejemplo solo tiene una pequeña planta y lleva muchísimas toneladas de residuos a vertedero. Y otras como Andalucía y Valencia también las necesita. Pero hay un discurso que no se quiere dar.

-¿Hay tiempo para duplicar esta capacidad?

-En una década hay tiempo de sobra. Levantar una planta puede llevar dos años. Aunque luego lo que más tarde sean los permisos, algo que sucede con cualquier tipo de instalación. Pero en cuatro años puedes tener una planta en marcha.

-¿Por qué este aspecto de la gestión de residuos no está más presente en el debate público, a diferencia de otros?

-Hay un movimiento que está haciendo mucho daño a la valorización de residuos que es el que proclama el ‘residuo cero’ como alternativa. Y esto es una entelequia, es imposible. Se da la circunstancia de que se ponen en contraposición las políticas de ‘residuo cero’ a la valorización. Pero seguimos mandando 12 millones de toneladas al vertedero. Entiendo que entre 12 millones de toneladas y cero debe existir una gama para la gestión de estos residuos. Es como si no quieres construir hospitales porque quieres implantar una política de ‘enfermedades cero’.

-¿Hay riesgo de que se recicle menos con la expansión de estas plantas? Es decir, que acabe quemándose lo que se podría reciclar.

-Pasa al contrario. Cuando miras las estadísticas europeas ves que los países que más reciclan son los que más valorizan. El vertedero sí que lo fagocita todo porque tiene un precio tan bajo que no compensa ni reciclar, ni separar… simplemente se mete todo en un agujero y se olvida. Los países que menos reciclan son los que más vertederos tienen; entre ellos España.

-Decía que Europa sorprende esta condición de España…

-En Europa esto no existe. Y ya no hablamos de pequeños países nórdicos donde el desarrollo medioambiental ha sido mayor, sino de países grandes como Alemania, con toda su extensión y desarrollo, que solo manda vertedero un 2% de los residuos, porque lo que se no se puede reciclar se valoriza energéticamente. En Europa no entienden nuestra situación con los vertederos, cuando hay otros desarrollos medioambientales importantes como los Parques Naturales o las renovables.

-Ahora que habla de renovables. ¿Hay algún aspecto medioambiental que pueda frenar la instalación de una planta de valorización?

-Lo que hay es la política del miedo. Nadie quiere una instalación industrial en el patio trasero de su casa. Pero la ventaja es que estas instalaciones se ponen donde antes había un vertedero. Y lo cierto es que si le dices a la gente que en vez de un vertedero vas a tener esta industria, suele ir bien. La experiencia que tenemos es que la gente lo agradece. Hay miles de estudios epidemiológicos que avalan estas plantas. El 90% de las ciudades europeas tiene una planta de valorización en la ciudad y han hecho sus estudios de impacto en la salud de la población y todos saben que no hay una incidencia directa por contaminantes en la salud de las personas.

-¿Hay margen de mejora en la tecnología de la limpieza de emisiones estas plantas o están en su tope?

-El desarrollo científico nunca está en su tope, en verdad. Ahora tenemos un medidor de dioxinas y el límite impuesto por ley es el que tiene la propia herramienta para medir. Por debajo del límite que tenemos, el medidor ya no mide. Podría ser menor, pero es tan baja que ni se podría ya medir.

-¿Por qué no se aprovecha más el rédito social que puede tener la eliminación de vertederos?

-Con un enfoque social, y más pensado en ver lo positivo de esto, podría ser una forma de despegar. En Europa, por ejemplo, las calefacciones de las casas se alimentan del calor obtenido de la planta de revalorización de residuos. Así la gente tiene calefacción garantizada, independientemente de si hay guerra en Ucrania o si los precios del gas suben o bajan, y a un precio estable porque los residuos los gestionas tú localmente y los precios se ponen desde el ente público. Todas las ciudades del norte tienen este sistema de calefacción.

-¿Para hacer algo así aquí en España se tendría que invertir mucho en infraestructuras o no sería tan complejo el cambio?

-Efectivamente, hay que cambiar todas las tuberías de distrito, tanto de frío como de calor, pero todo es empezar. El ejemplo es el barrio 22@ de Barcelona, donde las casas no tienen calderas de calefacción. En Amsterdam, por ejemplo, está prohibido que cada edificio tenga caldera. Cuando era carbón, por supuesto, pero ahora con el gas también. Para ellos no tiene sentido, como pasa en España, que cada casa emita emisiones con su caldera y no se pueda controlar. Así que lo prohibieron y la ciudad es la que da la calefacción. Es otro modelo. Está claro que si no damos nunca el primer paso no avanzaremos.

-¿Todo puede ser valorizado?

-Hay algunas cosas que no. El vertido cero, en realidad, tiene que asumir que más o menos 3-4% de residuos no se pueden ni reciclar ni valorizar. Estamos pensando, por ejemplo, en grandes neumáticos de maquinaria industrial o grandes cabos de amarre anchos como tuberías que se usan los buques. Cosas muy específicas que no se pueden tratar de ninguna otra manera.