“La valorización energética debe introducirse como alternativa al vertedero en cualquier país”
RETEMA
En el marco del Seminario Internacional de la Red Latinoamericana de Gestión de Residuos Urbanos (RELAGRES), celebrado en el Tecnocampus de Mataró (Cataluña) los pasados días 12 y 13 de junio con el objetivo de analizar la contribución de los residuos al desarrollo sostenible y a la lucha contra el cambio climático, el vicepresidente de AEVERSU, Antonio Orrego, se detuvo en explicar la situación actual de la valorización energética en el esquema jerárquico de gestión promulgado por Europa a partir de la Directiva 2008. No obstante, y antes de dar comienzo a su alocución, analizó la inmersión de la economía circular como concepto que, si bien se muestra hoy como novedoso, ya había emergido en la década de los 60 y 70, retomándose en la actualidad con tintes medioambientales para hacer frente a unos recursos escasos que deben ser gestionados desde la sostenibilidad, la racionalidad y con perspectiva de futuro.
En el transcurso de su intervención, Orrego se refirió a la valorización energética de la fracción no reciclable como la solución finalista menos mala a la gran frustración que supone en la actualidad el hecho de seguir depositando todavía en vertedero, a nivel mundial, 1.500 millones de toneladas de residuos que no han podido ser recuperados mediante su reutilización y reciclado.
El vertedero, una lacra para españa
Respecto a la situación en España, señaló que, de las 25 plantas incineradoras construidas en su momento, han subsistido 10, a las que habría que añadir una en Andorra, “y han subsistido porque se han adaptado a la normativa vigente y garantizan el cumplimiento de todos los requisitos ambientales a nivel de emisiones”.
No obstante, llamó la atención sobre el hecho de que, desde la construcción de la última instalación de estas características, hayan transcurrido 10 años hasta el nacimiento de un nuevo proyecto, la de Guipúzkoa, que ha tenido que enfrentarse y superar no pocas dificultades antes incluso de emprender su construcción.
De las 11 plantas adscritas a Aeversu, a las que calificó de integrales, 5 están siendo gestionadas por empresas públicas, 2 por empresas mixtas y 4 por entidades privadas en régimen de concesión.
La escasa dotación de infraestructuras de esta tipología en nuestro país, ha llevado a que, tal y como manifestó Orrego, el porcentaje de vertido se dispare hasta el 55%, siendo el vertedero la alternativa mayoritaria de gestión, y ello a pesar de su negativo impacto ambiental. “El asentamiento, la producción de lixiviados y las emisiones procedentes del vertido, 20 veces superiores a las de las plantas de valorización energética, constituyen todavía una ciencia en estudio”, alertó.
Con estos mimbres, augura que será difícil, por no decir imposible, cumplir los objetivos europeos para 2020 y los establecidos para 2030 por el paquete europeo de economía circular: 65% de reciclado y 10% de vertido. A su juicio, hace falta “planificar y gobernar”.
A todo ello habría que añadir una situación que, paradójicamente, sólo se da en cuatro Estados: España, Lituania, Rumanía y Eslovenia, y es la ausencia de fiscalidad sobre los residuos, toda vez que no se penaliza el uso del vertedero.
Hemisferio norte: más reciclaje y menos vertido
En Europa, hay del orden de 483 plantas de valorización energética que tratan 88 millones de toneladas de residuos y que, en su mayoría, se encuentran asentadas en los países más desarrollados, que son precisamente los que más reciclan y menos vierten. Esta cifra llega hasta las 1.900 plantas de estas características a nivel mundial.
Y aquí se detuvo en analizar la concentración de estas infraestructuras, siendo más numerosas en el Hemisferio Norte, donde, por diversas circunstancias históricas, ha habido mayor capacidad de inversión, presentando un determinado índice de desarrollo humano marcado por la mayor esperanza de vida, el Producto Interior Bruto (PIB) y la tasa de escolarización y duración de la misma.
Asimismo, señaló que los vertederos de mayores dimensiones se encuentran fuera del ámbito de las zonas en las que se están aplicando tecnologías eficaces de tratamiento de residuos.
La mayor población en las ciudades constituye un factor de peso contrastado y a tener en cuenta en la planificación y organización de las plantas de valorización energética, siendo recomendable su ubicación en las propias urbes o proximidades para que los habitantes se beneficien de los recursos producidos en las mismas (electricidad y calor). De hecho, indicó que 2/3 de la electricidad se consume en las ciudades, donde precisamente se produce también el 70% del CO2.
Ventajas de la valorización energética
Como colofón a su intervención, el vicepresidente de AEVERSU detalló las bondades de la valorización y se refirió a la misma como:
- Opción preferente a cualquier otro sistema de disposición final de los residuos, una vez agotada la capacidad de recuperar los materiales reciclables contenidos en los mismos.
- Único sistema finalista capaz de poner en valor el residuo a través de su aprovechamiento energético.
- Solución estratégica y eficaz ante las grandes concentraciones de población en las ciudades, con un notable incremento en la producción de desechos y una alta demanda energética.
- Tecnología respetuosa con el medio ambiente y con un control exhaustivo de las emisiones, al contrario que el vertedero, siendo calificada como energía renovable hasta el 50%.
- Avalada como la tecnología más contrastada y fiable dentro de los tratamientos térmicos.
Por todo ello, y en palabras de Antonio Orrego, la valorización energética debe desempeñar un papel fundamental en los modelos de gestión de residuos de cualquier país y ser introducida como alternativa al vertedero, constituyendo el último eslabón para la correcta gestión de los residuos en el marco de las tecnologías actualmente disponibles.