Aeversu: «La valorización energética complementa y fomenta el reciclaje»
GESTORES DE RESIDUOS
Es un hecho constatado. Los países que cuentan conmayores índices de reciclaje son aquéllos en los que la valorización energética de la fracción no reciclable de los residuos está plenamente asentada. Así lo recuerda Aeversu con motivo del Día Internacional del Reciclaje, que se conmemoró el 17 de mayo, y así se extrae de un estudio elaborado por G-Advisory, del grupo Garrigues, sobre los impactos socioeconómicos y ambientales de la recuperación energética de los residuos urbanos en España y Andorra, dado a conocer públicamente en Madrid el pasado mes de octubre.
El documento pone de relieve las oportunidades ambientales, económicas y sociales que trae consigo la valorización energética para España. Desde la dimensión ambiental, se hace referencia a que, de acuerdo con la normativa vigente, debe tener prioridad sobre el vertedero, dado el negativo impacto de este último sobre el entorno y la salud de las personas. De hecho, las ventajas de la valorización energética sobre el vertido son evidentes, toda vez que la primera no precisa de grandes extensiones de suelo, pesando sobre la misma un riguroso y exhaustivo control ambiental, mucho más estricto que el aplicado a otras infraestructuras industriales.
Pero el estudio no se queda ahí, sino que destaca que la promoción de la valorización energética contribuiría areducir la dependencia energética exterior de España y su alto coste económico, estimando en 26,3 euros de ahorro por cada MWh de energía eléctrica producida por estas instalaciones, circunstancia que derivaría en un importante empuje hacia precios de electricidad más competitivos.
Desde la perspectiva socioeconómica, cabe señalar que este sistema genera más de 1.000 puestos de trabajoy unos ingresos anuales de 273 millones de euros, además de un valor añadido bruto de 90 millones.
El sector es consciente del esfuerzo que debe realizar para dar a conocer entre la población estos beneficios. La labor informativa y divulgativa resulta clave para desmitificar muchas de las afirmaciones erróneas vertidas por determinados grupos en contra de la valorización energética y que han venido generando gran confusión y desconfianza por parte de los ciudadanos.
Reciclaje y valorización energética son procesos complementarios y jamás antagónicos. Son múltiples los datos reales que acreditan este posicionamiento. En concreto, los publicados por Eurostat relativos al año 2014, reflejan con claridad la firme apuesta y compromiso de los Estados más recicladores con la recuperación energética, poniendo en valor aquella parte no reciclable de la basura que, de no seguir este camino, estaría condenada a acabar desperdiciada en vertedero.
Los países más avanzados y comprometidos con el medio ambiente han sabido verlo. Dinamarca, Suecia, Bélgica y Alemania cuentan con unas tasas de valorización energética situadas entre el 54 y el 35%, y unos niveles de vertido que no superan el 1%. En España, por el contrario, la cuota de valorización energética se sitúa en el 12%, circunstancia que deriva en unos niveles de vertido del 55%.
En el ámbito del reciclaje, los países comunitarios referenciados cuenta con tasas situadas en el 27% y el 47%. España, por su parte, tan sólo alcanza el 16%.
Un eslabón más en la cadena
Lo decía el presidente de Aeversu, Rafael Guinea Mairlot, en una conferencia impartida en el marco de un curso de verano promovido el pasado año por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. España cuenta con sólo10 plantas de valorización energética (a las que habría que añadir la de Andorra), mientras que en Europa operan casi 500, alcanzando las 2.000 a nivel mundial. Abundó en el hecho de que nuestro país necesitaría 17 plantas de estas características, lo que supondría una inversión de 4.000 millones de euros, generando un importante volumen de empleo (local, fijo y de calidad), y ayudando a la reindustrialización dispersa.
Asimismo, y con motivo de su intervención en la ponencia de estudio del Senado sobre residuos, Guinea sostuvo que la valorización energética pretende ser “un eslabón más de la cadena”, posibilitando que el sistema funcione, si bien considera que no tiene sentido de forma independiente.
Recordó que la Directiva Marco de Residuos de 2008, vino a concretar y matizar algunas de las jerarquías de residuos y dio más peso a la valorización energética, diferenciándola claramente del vertido. Apuntó que, si bien se pensaba que el vertido cero era algo utópico, lo cierto es que ocho países de la Unión Europea ya están en vertido cero técnico, además de Suiza y Noruega.
Insistió en que los países que más reciclan son también los que más valorizan energéticamente y, en consecuencia, los que menos vierten. “Hay una especie de catalizador entre el reciclado y la valorización energética, para darle valor al residuo; la valorización energética complementa y fomenta el reciclaje”. Se muestra convencido de que la solución reside en contar con una legislación que prohíba el vertido, tal y como han hecho los países referenciados. “Cuanto más coste tiene el vertedero, más se recicla”.
Los índices de valorización energética en España son claramente insuficientes. Si bien el nuevo PEMAR 2016-2022 y el nuevo Paquete europeo de Economía Circular apoyan este sistema, lo cierto es que la apuesta debe dirigirse hacia medidas más contundentes que permitan avanzar hacia el vertido cero, toda vez que el vertedero es el auténtico enemigo del reciclaje.