El vertedero de Igorre ya no recibe

2 enero, 2014 adclick Sin categoría

 

DEIA

Igorre despidió el día 31 no solo el año 2013 sino también el vertedero que, durante 26 años, ha acogido en el barrio de Urkizu. Desde 1987, el basurero ha recibido más de un millón de toneladas de residuos urbanos y, lejos de estar ya colmatados, todavía le quedaban dos años de vida.

Pero la Diputación se había comprometido a cerrar la infraestructura y recuperar la zona. Los últimos camiones atravesaron sus puertas con el último día del año para descargar sus basuras; a partir de hoy, solo lo harán para prensarlas y volver a trasladarlas a su destino final.

El vertedero de Igorre se puso en marcha en enero de 1987. Era una época en que las basuras se esparcían por doquier y los vertederos incontrolados campaban a sus anchas. La Diputación tomó entonces la decisión de poner orden en aquel caos social y medioambiental. Manu Legarreta era concejal en el Ayuntamiento de Igorre en aquel entonces y recuerda los vertidos en la zona de Txarribaso. Era una antigua cantera en la que los camiones depositaban los residuos de todo el valle de Arratia y Amorebieta, sin ningún tipo de control. «Contaminábamos hasta el infierno», resume gráficamente. «Los camiones simplemente llegaban a la zona de arriba y volcaban lo que llevaban al agujero que había allí», recuerda. En su estrategia para cerrar todos los vertederos incontrolados, la Diputación empezó a realizar sondeos geológicos para encontrar las mejores ubicaciones de nuevas infraestructuras controladas. Uno de ellos se situaba en el barrio de Urkizu, en Zekutze. «Era un terreno arcilloso, con más de un 90% de impermeabilidad», apunta Legarreta. La corporación municipal tuvo que tomar entonces la difícil decisión de autorizar la infraestructura. «No fue fácil», reconoce el exconcejal. «Era elegir entre lo que teníamos que, con perdón de la expresión, era un desastre, y una mejora importante: los camiones iban a dejar de atravesar todo el pueblo y pasábamos a un vertedero controlado, con recogida de los lixiviados, la garantía de los técnicos de la Diputación… No tenía comparación», considera. También pesó el saber, como así ha sido, que esa infraestructura iba a tener una vida limitada y que, algún día, los camiones dejarían de verter sus basuras allí.

Con todo, el vertedero también concitó la oposición de parte de los vecinos y de algunos partidos políticos. «Es lógico, a nadie le gusta tener un vertedero en su municipio, como a nadie le gusta que haya un contenedor delante de su portal. Pero gobernar es tomar decisiones y en aquel momento era lo más inteligente. Y de la gente que se opuso nadie se acordaba de la situación en la que estaba el otro vertedero», destaca Legarreta.

En enero de 1987 se puso en marcha la infraestructura, que ocupaba una superficie de siete hectáreas. Aunque al principio se barajaron otras opciones, finalmente se optó por tratar los vertidos triturándolos y compactarlos posteriormente pasando sucesivamente por máquinas especiales; los residuos se cubrían con tierra diariamente.

El vertedero de Igorre volvió a ponerse de actualidad en 2008 cuando la Diputación de Gipuzkoa pidió a Bizkaia poder trasladar parte de sus residuos, hasta que culminaran su plan de infraestructuras. Igorre fue el lugar elegido para hacerse cargo de esta basura, recibiendo hasta 100.000 toneladas en cuatro años.

Un millón de toneladas A lo largo de todos estos años, en este vertedero se ha depositado más de un millón de toneladas de residuos urbanos, el equivalente a la basura que genera Bizkaia en año y medio. Son los vecinos del barrio de Urkizu, donde se ubica el vertedero, los que más agradecerán su cierre. «Claro que ha habido molestias, de malos olores y concentración de gaviotas, aunque en los últimos meses han ido a menos. Los vecinos tienen todo el mérito, porque ellos son los que han soportado esta situación», reconoce Legarreta. El cierre no responde a que el vertedero esté lleno; de hecho, podría haber estado en funcionamiento hasta dos años más. Pero la Diputación asumió ese compromiso, en primer lugar, con el propio municipio y, en segundo, con todo Bizkaia, para ir clausurando estas infraestructuras. Desde hoy, solo quedarán en servicio los de Jata y Artigas.

Aunque el cierre oficial se produjo el pasado día 31, en el vertedero ya se habían llevado a cabo varias obras de clausura desde 2005, con una inversión acumulada que se superará el millón y medio de euros. A partir de ahora, acogerá una planta de transferencia, que supondrá una mejora en el servicio para los municipios de Arratia.