Entrevista a Iosu Madariaga, Diputado de Medio Ambiente de Bizkaia

20 mayo, 2012 adclick Sin categoría

 

DEIA

El diputado foral de Medio Ambiente es poco dado a entrevistas. Desde que en otoño estallara la polémica por la renovación o no del convenio de basuras con Gipuzkoa, Josu Madariaga nunca se ha manifestado sobre este asunto fuera de los foros institucionales como las Juntas Generales. E incluso hoy, después de haber anunciado la decisión de no prorrogar el acuerdo, sigue mostrándose reticente a opinar sobre el sistema que debe adoptar Gipuzkoa para tratar sus basuras. «No seré yo quien les diga qué tienen que hacer; hay que respetar la competencia institucional de cada uno. Es su propia responsabilidad», afirma.

Anunciaron recientemente que no renovarán el convenio de basuras con Gipuzkoa. ¿Han tenido alguna noticia de la Diputación?

No, ninguna.

¿Costó tomar la decisión?

No, fue una decisión lógica. Bizkaia no tiene ninguna obligación de solucionar el problema de Gipuzkoa. No es nuestro problema. Firmamos un acuerdo, un compromiso a cuatro años que, en la medida en que las condiciones se han mantenido, se ha mantenido. Por ambas partes; ellos también han traído los residuos que pactaron traer, han pagado… Pero no se cumplía ninguna de las condiciones para la prórroga del convenio.

¿Tanto han cambiado las cosas desde 2008?

Más allá de las declaraciones públicas que han podido hacer, se ha paralizado de facto el desarrollo del centro de gestión de residuos de Gipuzkoa. Suficiente. El convenio era para posibilitar la puesta en marcha de ese centro; si se paraliza su ejecución, no hay más que hablar.

También ha cambiado el color del Gobierno foral. Por parte de Bildu se ha acusado de decisión política.

Decisión política es la de quien no quiere cumplir con la normativa vigente o quiere modificarla. Está en su perfecto derecho, pero sabe que tiene un camino para hacerlo: que sea aprobado por las Juntas Generales. En nuestro caso no hay ningún tipo de decisión política; simplemente, un convenio que llega a su fin. ¿Se plantea en ese convenio la posibilidad de prórroga? Sí. ¿Se dan las condiciones para que se prorrogue? No. No hay más. Simplemente hemos constatado que tras su decisión política no se dan las circunstancias ni las condiciones previstas para la prórroga del convenio. No hay que darle más vueltas.

«Chantaje», «imposición de modelos»… ¿Le suena?

Siempre me ha sorprendido la actitud de que quien tiene el problema que se manifieste en términos de cierta prepotencia. Las primeras reacciones fueron «ellos tendrán que dar explicaciones», «ellos tendrán que explicar por qué mantienen actitudes tan infantiles»… Casi presionando a Bizkaia para prorrogar un convenio que no tenía ningún futuro en los términos en que estaba establecido, con una serie de argumentaciones falsas y facilísimas de desmontar. Me generaron sorpresa y muy poca preocupación.

Gipuzkoa alega que el convenio no especifica una incineradora.

Ese discurso lo han utilizado sobre todo los portavoces de Bildu. Pero saben perfectamente que el centro de gestión de residuos es el sistema de tratamiento de valorización energética por incineración más las dos infraestructuras previa y posterior; el pretratamiento térmico y el tratamiento de las escorias resultantes de esta incineración. Cualquiera que sepa en qué consiste el plan de gestión de residuos de Gipuzkoa sabe de lo que estamos hablando. Expresamente nadie habla de la incineración, pero sabemos que estamos hablando de eso. En el documento del convenio recogimos los términos oficiales que aparecen en su propia planificación.

La Diputación afirma que prepara otro sistema de tratamiento. ¿Sabe algo de el?

Ni idea. En esta misma mesa, le expliqué a Juan Carlos Alduntzin -el diputado de Medio Ambiente de Gipuzkoa- con todo lujo de detalles cómo lo hemos hecho nosotros y se llevaron toda la documentación. Pero no seré quién les diga qué tienen que hacer; les puedo contar qué hacemos aquí y cómo, les puedo enseñar todas las infraestructuras… Si les sirve la experiencia, fenomenal; si no, ellos sabrán.

¿Cómo fue esa visita?

En este tipo de encuentros las reuniones son cordiales, educadas, muy respetuosas. Hablamos con franqueza de lo que pensamos de los distintos sistemas. Ellos tienen claro que su opción pasa por la no incineración. Es respetable pero, ¿qué tipo de alternativas plantea? Me hablaban de Refuxiategi, un eufemismo para el vertedero. Es una opción, pero es la misma que Europa dice que hay que evitar a toda costa en los mismos documentos que ellos airean. El vertido supone desaprovechar un recurso.

También se ha sacado a relucir que Gipuzkoa trata las basuras de Mallabia y Ermua.

Son esos municipios los que están haciendo un favor a Gipuzkoa, no al revés. Ermua y Mallabia, junto al resto de municipios de Debabarrena, tienen su propia infraestructura de gestión, un vertedero, que por solidaridad están permitiendo que se colapse con más premura al dejar que se lleven las basuras de Donostialdea. Los solidarios son esos dos municipios con la problemática que tiene Gipuzkoa. Se incluyó en el convenio para romper ese esquema de territorialidad, para decir que, con absoluta normalidad, en un momento determinado, un territorio puede echar una mano al otro. Yo sigo defendiendo que eso es posible.

¿Por qué no a día de hoy?

Hay una premisa básica que no se ha cumplido: se trata de dar una respuesta seria a un problema seriamente planteado, no a una tomadura de pelo. No es de recibo que se plantee una prórroga en los términos de una situación previa, que no tiene nada que ver con la actual.

¿Un territorio como Gipuzkoa necesita una incineradora?

Es necesario un sistema de valorización energética por incineración si se quiere cumplir con lo que Europa establece: aprovechar al máximo los residuos como un recurso y evitar a toda costa una eliminación sin aprovechamiento, sea vertedero o incineración. Siempre será necesario para cerrar el ciclo, siempre. Y eso está archidemostrado en todos los países de Europa. Que funcione, no conozco ninguna otra alternativa. Y aquí es muy importante distinguir entre valorización energética e incineración, porque es muy fácil hacer demagogia y hacer creer que lo que se está planteando en Gipuzkoa es una simple incineración.

¿Y no lo es?

Hay que colocarla en su justo lugar dentro del esquema de gestión integral; no es, ni con mucho, el principal objetivo. Estamos hablando de un sistema con múltiples opciones de tratamiento, en el que para la fracción final de rechazo, todo aquello que no tenga aprovechamiento material previo, antes de perder ese recurso, se pueda aprovechar en términos de electricidad. En Bizkaia se produce la energía eléctrica que gastan 300.000 personas. Le estamos dando un valor. ¿O es mejor que vaya a un vertedero? Es un sistema universalmente aceptado prácticamente en todas partes.

¿El planteamiento del puerta a puerta no es suficiente?

No lo sé; los números reales no los conoce nadie, estamos hablando de hipótesis. Es verdad que ese sistema de recogida puede mejorar la separación en la fracción orgánica, no así en el resto. Habrá que ver. Pero la lógica también me dice que lo que no ha sido capaz de hacer nadie en el planeta me parece muy difícil que lo consigan nuestros amigos guipuzcoanos.

¿Le gusta el puerta a puerta?

Es un invento viejo, que funciona bien en zonas con baja densidad de población en el que no tiene sentido poner contenedores. Es como todo en esta vida; no hay nada bueno ni malo per se; depende de cómo se haga. Yo no voy a demonizar el puerta a puerta, ni evidentemente voy a alimentar la polémica puerta a puerta versus incineración, porque no tiene nada que ver una cosa con la otra: un sistema de recogida y un sistema de tratamiento. Se sitúan en planos completamente diferentes y, por ser, pueden ser hasta compatibles.

¿No es suficiente esa recogida selectiva para evitar la incineración?

Hay discursos idealistas que dicen que, como la fracción orgánica es el 40% de la bolsa de basura, podríamos reciclar el 40%. Y no; de ese porcentaje hay que quitar todo lo que está contaminado. Te queda una fracción muy pequeña. Para poder venderlo, el compost tiene que ser excelente y para ello necesitas introducir elementos de muy buena calidad en el proceso de compostaje. En Bizkaia, fieles a la reflexión que se hicieron en su día iniciamos la senda desde la sensibilización ciudadana, desde una apuesta por el medio ambiente a nivel personal, nunca desde sistemas de imposición, porque nos consta que no funcionan en ningún sitio. Optamos por ese sistema del quinto contenedor personalizado.

Gipuzkoa incluso ha planteado enviar sus residuos a otras comunidades.

Me consta que, para los excedentes de materia orgánica de Lapatx, se ha hecho preguntado a operadores de sistemas de tratamiento en Bizkaia si era posible eliminarlos en vertedero o con incineración. El resto de las gestiones las desconozco.

¿Bizkaia en algún momento ha tenido que recurrir a una medida así?

Nunca; hemos sido autosuficientes en la gestión y nunca hemos tenido que recurrir a exportar basura. Entre otras cosas, porque hemos hecho previsiones con tiempo suficiente para dar respuesta al problema. Sí que ha habido problemas dentro de Bizkaia; en un momento determinado, la mancomunidad de Ezkerraldea se le agota el vertedero de Argalario, se encuentran sin nada y se le da solución, vía solidaridad de los bilbainos, que permiten entrar en Artigas. Ese tipo de cosas sí han ocurrido dentro del territorio, pero no del territorio hacia fuera.

Están revisando ahora el plan de residuos vizcainos, que ha descartado la construcción de una segunda línea de Zabalgarbi.

En 2007, cada vizcaino generaba 610 toneladas de basura al año; ahora, 508. Con esa disminución en la generación de residuos, 100.000 toneladas en cuatro años, no se justifica la necesidad de una gran infraestructura de cola. Con la que tenemos ya es suficiente para dar respuesta. En la siguiente revisión habrá que ver cómo evoluciona esa tendencia, cuáles van a ser las necesidades una vez puesta en marcha la planta de tratamiento mecánico-biológico (TMB) e iniciada la senda del quinto contenedor… Lo bueno de las revisiones es que cada cuatro años contrastas la realidad de los datos.

Con esa planta, ¿se cierra el círculo?

Sí. La TMB va a dar respuesta, fundamentalmente, a la basura en masa generada en Bilbao, que es el único municipio que hoy por hoy sigue llevando sus residuos en masa a vertedero. Y Europa obliga a que haya un sistema de pretratamiento previo.

¿Y la del resto de Bizkaia?

Bilbao solo genera 100.000 toneladas y la planta tiene una capacidad en dos turnos de 180.000, de 230.000 en tres. El objetivo que es, poco a poco, todo tenga un pretratamiento. Incluido lo que va ahora a Zabalgarbi, a donde llegará basura pretratada; así está planteado en la revisión. Solo con esta planta no sé si llegaría para toda la basura en masa de Bizkaia, pero es la meta. El escenario ideal sería que incluso todo lo que llegara a Zabalgarbi estuviera pretratado.

¿Se puede hacer algo más para avanzar en la gestión?

La prioridad absoluta es no generar residuos. Para ello, una línea va por la prevención, bien porque los mercados pongan productos con menos envases o porque la ciudadanía sea más sensible y consuma de una forma más responsable. Y la reutilización; así se da un uso a un producto que no se convierte en residuo. Llegar hasta el 4% sería un éxito. Otra senda es la fracción orgánica.

¿El futuro es la valorización y el reciclaje?

Sí, claramente. En estos momentos a vertedero va un 29%, un 36% se valoriza y un 35% se recoge de forma selectiva. Ese 29% de eliminación es básicamente la basura de Bilbao, y cuando esté en marcha la TMB, cambiará radicalmente. En 2013 el vertido crudo, el que se vierte directamente, será cero. Como Alemania, cuyo modelo hemos copiado.