La restricción a vertedero debe ser prioritaria para el desarrollo de la Economía Circular
GESTORES DE RESIDUOS
PlasticsEurope ha presentado sus recomendaciones de cara al próximo paquete de medidas que la Unión Europea está desarrollando sobre la Economía Circular. Asimismo, la asociación reclama prohibir la entrada de residuos reciclables y otros residuos post-consumo recuperables en los vertederos para 2025, como prioridad para mejorar la eficiencia energética en Europa.
En palabras de Karl-H. Foerster, Director Ejecutivo de PlasticsEurope, «nuestro objetivo continúa siendo »cero plásticos en vertedero». Sin embargo, la única posibilidad de conseguir la seguridad jurídica para la necesaria inversión en infraestructuras de gestión de residuos es a través de una restricción europea vinculante para 2025, no sólo sobre residuos reciclables sino sobre todos los residuos post-consumo que sean recuperables.»
Foerster añadió que «la experiencia de los siete Estados miembro que han implementado satisfactoriamente la restricción en vertederos muestra el impacto positivo que una medida como esta puede causar en los índices de reciclado». Según expresó Foerster, «entre 2006 y 2012, la cantidad de residuos plásticos post-consumo que acabó en vertederos se redujo en un 26% y, como consecuencia, el reciclado de plásticos aumentó casi en un 40% y la recuperación energética en un 27%».
En relación a los futuros beneficios derivados de esta restricción, Foerster afirmó: «nuestra evaluación muestra que podría reciclarse una cantidad adicional de más de 5 millones de toneladas de residuos plásticos en 2025, un incremento de casi el 80% en 10 años. Además, el resto de residuos plásticos que no pudieran reciclarse de manera sostenible podrían contribuir a la generación de la energía equivalente al 23% de las importaciones europeas de gas de Rusia». De esta manera, ese residuo incrementaría la diversidad del suministro de energía europeo, mejorando así la seguridad energética y el ahorro de combustibles fósiles. «Creemos que el desvío de los residuos plásticos y otros residuos recuperables de los vertederos para 2025, generaría casi 300.000 puestos de trabajo fijos en la industria relacionados con la clasificación, el reciclado y la recuperación energética», resumió Foerster.
Respecto a futuros objetivos de reciclado de envases, PlasticsEurope apuesta por un enfoque basado en el ciclo de vida y en el análisis de coste-beneficio. «Un estudio reciente muestra que la tecnología actual permite un nivel óptimo de reciclado de envases de plástico, que se sitúa entre el 35% y 50% dependiendo de la situación concreta de cada país. Sobrepasar este nivel daría lugar a elevados costes injustificables para la sociedad y no produciría beneficios medioambientales», comentó Foerster. Según explicó, basándose en esta estimación, un objetivo de reciclado del 45% para 2020 sería un objetivo ambicioso pero realista. «Sin embargo, antes de marcar los objetivos para 2025 o años posteriores, la Comisión Europea debería evaluar en 2020 los éxitos conseguidos hasta ese momento, ajustando los índices a un método de cálculo y medición armonizado. Un planteamiento como este permitiría a los decisores políticos establecer objetivos realistas de cara al futuro», añadió Foerster. Además, hizo un llamamiento de apoyo a la innovación en tecnologías de reciclado de plásticos para aumentar su potencial.
La gestión de residuos es un tema importante que debe ser tratado en el marco de la economía circular. En esta línea, PlasticsEurope continúa creyendo que el ciclo de vida completo de un producto debe ser la base de todas las medidas y acciones que fomenten una economía circular verdaderamente sostenible. «Diseñar un producto, por ejemplo, con el único objetivo de mejorar su reciclabilidad, quizás no tenga un impacto positivo en el medio ambiente», afirmó Foerster. «Los envases de alimentos modernos, por ejemplo, a veces consisten en un film multicapa compuesto por diferentes polímeros, que resulta difícil de reciclar mecánicamente. Sin embargo, si no existieran dichos envases, los productores de alimentos tendrían que utilizar más materia prima para alcanzar el alto nivel de protección alimentaria necesaria. En consecuencia, la vida de los productos sería mucho más corta y por tanto se incrementaría el desperdicio de alimentos».