Las primas renovables le cuestan al país menos que el gas natural

15 enero, 2013 adclick Sin categoría

 

ENERGÍAS RENOVABLES.

El último informe de la Comisión Nacional de Energía (CNE) lo ha dejado muy claro. Las ayudas que reciben las energías renovables en España suponen mucho menos que el gasto que el país ha debido afrontar para abastecerse de gas en estos últimos once meses (ambos datos -prima renovable y gasto por importación de gas- se refieren a los once primeros meses de 2012 y son los últimos datos difundidos sobre ambos asuntos por la administración: en el primer caso la fuente es la CNE; en el segundo, la Agencia Tributaria).

Todas las energías renovables juntas (todas las contempladas en el denominado régimen especial, o sea, la eólica, la termosolar, la fotovoltaica, la biomasa y la minihidráulica) han recibido en los once primeros meses de 2012 algo más de 6.000 millones de euros (Energías Renovables ya se ha puesto en contacto con la Comisión Nacional de Energía para conocer el desglose -por tecnología- exacto, pues en el informe no aparece concretado). La cifra, en todo caso, estará cerca de esos 6.000 millones de euros que señalamos, cuantía que contrasta con los más de 8.850 millones de euros que ha enviado España al exterior para pagar sus importaciones de gas natural en el mismo período: enero-noviembre de 2012. El 99% del gas que quema España procede del extranjero (Argelia y Catar son nuestros principales suministradores).

Un régimen muy especial

Pero, aparte de esos 8.800 millones de euros que han volado allende las fronteras, el gas natural también cobra su correspondiente prima. Una prima que, en los once primeros meses del año 2012, y según datos de la propia Comisión Nacional de Energía, habría ascendido a 1.700 millones de euros. La prima la perciben las centrales de cogeneración que queman gas y las plantas de tratamiento de residuos que también queman gas (ambas están incluidas en el denominado régimen especial, junto a las renovables). Y ahí está la trampa: no todas las instalaciones incluidas en el régimen especial -las que cobran prima- generan electricidad con energías renovables (léase el sol, el agua o el viento). Y no es así porque en ese régimen también hay centrales térmicas de carbón, y de fuel-gasóil, y de gas de refinería, y de gas natural.

Ayudas ocultas

No es esa, sin embargo, la única ayuda oculta –o disimulada– que recibe el gas vía tarifa (la prima sale de la tarifa, es decir, de lo que pagan los consumidores de electricidad). Y no es esa la única ayuda que sale de la factura que pagamos todos los consumidores porque resulta que la propia administración general del estado ha establecido a lo largo de los últimos años varias otras líneas de ayuda para las centrales térmicas que queman gas (y también para las que queman otros combustibles fósiles, por cierto). Son líneas de ayuda que salen también de la factura de la luz y que engordan el déficit de tarifa todos los años. A saber: a lo largo de los cuatro últimos años, una de esas líneas –denominada «pagos por capacidad»– ha servido para que el fuel, el carbón y el gas se hayan levantado entre 3.500 y 4.000 millones de euros.

Más ayudas

El dato, muy difícil de concretar, es estimado. Ha sido obtenido a partir de varias fuentes: Asociación de Productores de Energías Renovables, OMEL, CNE. Pero no acaban ahí las ayudas al gas que engordan el déficit de tarifa. Hay que sumar otra: los denominados «incentivos a la inversión», probablemente la más escandalosa de todas. El «incentivo a la inversión» es definido por la CNE como «un incentivo de largo plazo destinado a promover la construcción y puesta en servicio efectiva de nuevas instalaciones de generación a través de pagos que facilitarán a sus promotores la recuperación de los costes de inversión». Este incentivo «valía» hasta noviembre de 2011 veinte mil euros por megavatio y año durante diez años. En ese momento, su precio subió un 30% por orden del gobierno hasta los 26.000. Y, ahora, está en 23.400.

Un suministro la mar de garantizado

La idea matriz que subyace al establecimiento de esos pagos es «vamos a garantizar el suministro, pues no podemos disponer de energías renovables a demanda, dado su carácter variable». ¿Dónde está, pues, la trampa? Pues en que el sistema eléctrico nacional ya tiene potencia de respaldo (entendida esta por el gas, el carbón y la nuclear) más que suficiente para evitar riesgos de suministro en caso de apagón súbito y simultáneo del sol y todos los vientos que en España son. Lo dice la propia CNE: «el operador del sistema [Red Eléctrica de España] considera que un escenario donde se asegure la garantía de suministro debe contar con un índice de cobertura no inferior a 1,1, o lo que es lo mismo, que presente más de un 10% de reserva de capacidad de cobertura de la punta de demanda prevista». Y eso sucede desde el año 2008.

Una hipoteca multimegavatio

O sea, que, desde el año 2008, Red Eléctrica de España, la Comisión Nacional de Energía y por ende el gobierno saben que contamos con un índice de cobertura superior a ese 1,1 (según la CNE, ha llegado al 1,6). Bueno, pues a pesar de esa sabiduría, el gobierno ha decretado incrementos de ese «incentivo a la inversión» de hasta un 30%. Pongamos un ejemplo: el presidente de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas, y el presidente de Endesa, Borja Prado, inauguraron el 30 de marzo de 2011 la central de ciclo combinado Besòs 5, que, según Endesa, «tiene una potencia de 859 MW y ha supuesto una inversión de 436 millones de euros». Pues bien, si multiplicamos 859 MW por 26.000 euros y por diez años, la cantidad obtenida supera los 220 millones de euros, es decir, más del 50% de la inversión que declara Endesa. 

Paradojas

¿Conclusión? Los consumidores, a través de la factura de la luz, esa en la que no cesa de engordar el déficit, pagan a Endesa más de la mitad de lo que cuesta levantar la central de ciclo combinado. Por lo demás, cada megavatio hora eléctrico generado en una central térmica de ciclo combinado de gas natural emite 0,37 toneladas de CO2, según datos de Red Eléctrica de España (REE). En el caso del carbón, ese factor de emisión es mucho mayor. Según REE, un megavatio hora generado en una central térmica de carbón emite 950 kilos de CO2, o sea, casi una tonelada por MWh (0,95 ton). O sea, que si ayer pagábamos a las renovables porque no contaminaban (y dícese ayer porque las primas fueron suprimidas hace ya un año)… hoy es… al que contamina (el gas) al que seguimos pagándole con incentivos a la inversión que pretenden garantizar un suministro que ya sabemos todos (REE, CNE, gobierno) que está más que garantizado.

Casi 20.000 millones de euros

El próximo día hablaremos de otro coste regulado (establecido) por el gobierno: la distribución de electricidad, esa energía que consumimos hoy en menor cantidad que en 2008 (la crisis), electricidad sin embargo por cuya distribución estamos pagando hoy –porque así lo ha determinado el gobierno– más que en el susodicho año de 2008, el año en el que empezó a torcerse todo. ¿Beneficiarias en todo caso? Las cinco grandes distribuidoras que en España son, o sea, Endesa, Iberdrola, Unión Fenosa (controlada por Gas Natural), Hidrocantábrico (controlada por EDP) y E.On, es decir, precisamente las propietarias de la inmensa mayoría de las centrales térmicas que queman gas natural en este país. ¿Precio de la distribución en los once primeros meses de 2012, según el último informe CNE? 4.303 millones de euros, precio superior al que cobraron en 2008 esas compañías aunque entonces, en 2008, distribuyeron más kilovatios que hogaño. En los últimos cuatro años, esas cinco compañías se han levantado así casi 20.000 millones de euros.