Rafael Guinea, presidente de Aeversu: «La valorización energética moderna supone una gran victoria del ecologismo»
RADIO LÍDER
En declaraciones a la emisora Radio Líder Galicia, en el marco del programa “Galicia al Natural”, el presidente de Aeversu (Asociación Española de Empresas de Valorización Energética), Rafael Guinea, definió la valorización energética como aquélla que transforma en energía los materiales que ya no se pueden reciclar.
No obstante, hizo especial hincapié en la legislación vigente en la materia, a la que calificó como “viva”, ya que ha evolucionado mucho en los últimos años, imponiendo unos requisitos técnicos muy exigentes que hacen que éste sea el ámbito industrial europeo más controlado en relación a emisiones y productos tratados.
En este sentido, recordó que la normativa establece una jerarquía en la gestión de los residuos que da comienzo con la Reducción de la producción, a través de prácticas de consumo responsable, siguiendo con la Reutilización, que no es más que el alargamiento de la vida útil de los productos, y el Reciclaje, concebido como la transformación de los desechos en nuevas materias primas a partir de las cuales se fabrican productos para ser reincorporados al circuito comercial.
Tras la aplicación de las tres primeras erres, entra en juego la Recuperación Energética, que viene a poner en valor la parte no reciclable de los desperdicios, relegando a vertedero aquella fracción de la basura para la que ya no cabe ningún otro tratamiento previo. Representa, por tanto, el último eslabón en la escala jerárquica de gestión y, en consecuencia, la opción menos deseable por su negativo impacto ambiental.
Tecnología con máximas garantías
El responsable de Aeversu comprende el rechazo que algunos grupos sociales han mostrado hacia la incineración porque viene de antaño. “La gente ha quemado la basura desde siempre y en el siglo pasado se incineraba sin control”. Ahora bien, se muestra convencido de que, gracias a este rechazo, “la valorización energética moderna supone una gran victoria del ecologismo que ha ayudado al desarrollo tecnológico y generado tecnologías seguras que no dañan ni el medio ambiente ni la salud de las personas, posibilitando que el ciudadano esté dispuesto a pagar el sobrecoste que implica esta gestión de residuos”.
En países que se caracterizan tradicionalmente por su especial sensibilidad medioambiental, como es el caso de Dinamarca o Alemania, precisó que son los propios grupos ecologistas los que fomentan la valorización energética de los desechos, evitando su vertido.
Defiende que el sector de la incineración con recuperación de energía ha buscado un equilibrio entre beneficios económicos y ambientales, haciendo posible que, al transformar el residuo en recurso, el coste de su tratamiento sea menor.
Asegura que la visión europea de este tipo de infraestructuras es distinta a la nuestra, pues hay países que llevan muchos años conviviendo con el funcionamiento de incineradoras perfectamente controladas. Y dado que las emisiones son nulas, han optado por ubicarlas cerca de donde se produce el residuo y también de donde se aprovecha la energía, propiciando de esta forma un importante ahorro en costes de transporte y, por supuesto, de emisiones de CO2 derivadas del mismo.
De ahí que no resulte extraño ver plantas de valorización energética emplazadas en el centro de las ciudades. Y a modo de ejemplo mencionó el caso de París, con tres instalaciones de estas características en el núcleo urbano, y de Londres, con dos. De hecho, explicó que en el norte de Europa la calefacción de las urbes está directamente “enchufada” a las incineradoras, consideradas como un equipamiento urbano absolutamente normal.
Llegados a este punto, Guinea puso de relieve el concepto de “economía circular” como todo un acierto, ya que “permite referirse de manera sencilla a algo muy complejo”. Y es que, hasta el momento, la economía, entendida de forma “lineal”, consistía en extraer recursos del medio ambiente, usarlos, venderlos y depositarlos en vertedero. Por su parte, la “economía circular” persigue transformar y aprovechar los recursos, es decir, que los artículos se diseñen de tal forma que se incorporen de nuevo a la cadena comercial como producto o como energía.
La valorización energética, parte de la solución
Respecto a los objetivos de Aeversu, su presidente apuntó a los mismos que los de la Administración, es decir, “intentar avanzar hacia un modelo más sostenible de gestión de residuos”. De ahí que el principal cometido de la asociación que dirige sea precisamente ayudar y ser transparente para que la sociedad se dé cuenta de que la valorización energética es complementaria al reciclaje y, por tanto, parte de la solución. De hecho, los países que más recuperan energéticamente son precisamente los que más reciclan.
“Desde Aeversu somos optimistas y abogamos por una legislación que fomente el reciclado en el mayor porcentaje”, sentenció.