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Un informe europeo alerta de la necesidad de clarificar conceptos sobre economía circular
RESIDUOS PROFESIONAL
El estudio fue publicado por el Centre for European Policy Studies (CEPS) el pasado 8 de abril y aborda las carencias de la UE para poder hacer de la Economía Circular más que un concepto y poderlo “aterrizar en la realidad”.
La Economía Circular supone un giro de 180ª a la cultura de economía lineal que se instaló con la Revolución Industrial, la cual generó y sigue generando una serie de impactos que aún nos cuesta asumir y asimilar. En realidad, la economía circular propone un modelo que asimila los límites biofísicos del funcionamiento de la economía lineal y es por esta razón que supone un cambio de paradigma.
El CEPS ha querido revisar lo escrito relativo al concepto de Economía Circular para comprender su evolución desde un punto de vista histórico, sus distintas dimensiones, las expectativas que genera, así como los procesos en que se ve implicada y sus distintas aplicaciones por sector.
El informe deja claro que la Economía Circular se ve fragmentada a través de distintas disciplinas y que por esta razón existen distintas perspectivas e interpretaciones del concepto, así como de los aspectos que requieren una evaluación. Esta fragmentación es evidente y llega incluso a suponer distintas aproximaciones sobre el cálculo de los impactos, lo cual dificulta también la comparativa de resultados provenientes de distintas fuentes. A su vez, se percibe que existe poca información sobre los efectos indirectos sobre la economía (por ejemplo, sobre la cadena de valor o sobre los cambios de patrones de conducta de los consumidores), así como los efectos sociales de los impactos que se generan en la transición hacia una Economía Circular.
Traducimos aquí las principales conclusiones del informe que ya hemos adelantado en parte de la introducción:
- La Economía Circular ha logrado un amplio atractivo entre los sectores académico, político y empresarial, pero su interpretación y aplicación han sido muy diversas. Aunque algunas definiciones e interpretaciones se centran en aspectos de recursos físicos y materiales, otros van más allá y discuten una importante transformación del sistema económico que involucra a varios sectores y temas que van más allá de los recursos materiales y los residuos.
- Los estudios disponibles adoptan diferentes enfoques al calcular el impacto, lo que dificulta la comparación de resultados de diferentes fuentes.
- Existe una necesidad a nivel de la UE de una mayor claridad sobre las áreas y sectores que entran en el ámbito de la Economía Circular. Esto puede ayudar a evitar la confusión, así como apoyar la preparación de estudios que proporcionen mensajes consistentes acerca de los efectos potenciales que podría generar la Economía Circular.
- Para evitar mensajes simplistas, para cada caso de aplicación de un proceso de Economía Circular a un sector, hay que considerar cuidadosamente todos los parámetros que pueden desempeñar un papel en la sostenibilidad global del proceso circular que ha de reemplazar un proceso lineal.
- Es importante proporcionar claridad sobre el impacto neto esperado en el empleo en los diferentes sectores. Esto también ayudaría a los responsables de la formulación de políticas a diseñar medidas de política transitorias bien dirigidas para gestionar los impactos negativos.
- Si bien los efectos sobre el empleo de la Economía Circular en términos del número de empleos han sido analizados en diversos estudios, las evaluaciones de otros impactos sociales y de empleo parecen estar menos presentes en la literatura.
- Es necesario comprender los efectos indirectos sobre la economía (por ejemplo, los impactos en la cadena de valor y/o los cambios en los patrones de consumo) para estimar los impactos globales a nivel de la UE o nacional.
Como ya hemos comentado anteriormente, en las últimas décadas se han desarrollado distintas disciplinas que han influido tanto en la comprensión como en la interpretación de la Economía Circular, como son, por ejemplo, la ecología industrial –también conocida como simbiosis industrial– el diseño de la cuna a la cuna (cradle-to-cradle), sistemas de producto-servicio (también conocido como servitización) o la economía azul.
Los procesos más claramente identificados dentro de la Economía Circular son:
- El reciclaje.
- La eficiencia en el uso de los recursos.
- El uso de las energías renovables.
- La remanufacturación, renovación y reutilización de productos y componentes.
- La durabilidad de los productos.
- La servitización.
- Modelos compartidos.
- Cambio de patrones de consumo.
En el informe, se aprecia que un mismo producto o servicio pueden darse a la vez varios de estos procesos.
Sin embargo, aún falta información sobre los distintos impactos que suponen estos procesos aunque, como indica la literatura estudiada en este informe, estos procesos tienen un potencial significativo para proporcionar beneficios económicos, ambientales y sociales.
La Economía Circular es un concepto complejo y, según los autores de este informe, es improbable que en el corto plazo pueda haber un consenso internacional sobre su significado. A pesar de ello, a nivel de la política de la UE, es posible que haya una mayor claridad sobre las áreas y sectores que pueden caber dentro del ámbito de la Economía Circular. Esto puede ayudar a evitar confusiones y apoyar la preparación de estudios focalizados y evaluaciones de impacto que proporcionarán mensajes consistentes sobre los efectos potenciales.
La industria medioambiental vasca factura 3.556 millones y ya representa el 5,3% del PIB
RESIDUOS PROFESIONAL
Las empresas pertenecientes a la asociación clúster de industrias de medio ambiente de Euskadi (Aclima) facturaron en 2016 un total de 1.818 millones de euros, lo que supone un 1,6% más que en el ejercicio anterior. Esta cifra supone más del 50% de la facturación de la industria medioambiental vasca, un sector en crecimiento que en 2016 facturó 3.556 millones de euros (frente a los 3.500 de 2015) y que representa ya el 5,3% del PIB de Euskadi.
“El momento de recuperación que vivimos gracias al incremento de la actividad industrial ha hecho que se alcance nuevamente el nivel de facturación de 2008″, señaló ayer en rueda de prensa Xabier Caño, presidente del clúster formado por 96 socios (71 empresas privadas, 16 entidades e instituciones públicas, 4 centros tecnológicos y centros de empresas, 4 universidades y una asociación empresarial) que trabajan en el sector ambiental.
Desde 2012 se han incorporado 35 nuevas empresas en Aclima, que han reforzado algunas áreas estratégicas como el ciclo integral del agua o empresas que trabajan por la Economía Circular.
En la actualidad, las empresas vascas asociadas cuentan ya con 4.700 profesionales en áreas medioambientales y los socios tienen presencia en 38 países, a través de delegaciones o por la ejecución de proyectos concretos. La actividad exportadora sigue creciendo y alcanza una media del 20% del total de la facturación. Este porcentaje se incrementa notablemente en las empresas fabricantes de equipos o los gestores de residuos que operan en el mercado de materias primas recicladas.
Por área geográfica, los países con una mayor presencia fuera de Europa son, México y Colombia. “Si bien los países latinoamericanos han sido el mercado natural para las empresas del sector a la hora de iniciarse en la internacionalización, y continúan siendo los países donde las empresas cuentan con mayor presencia internacional, actualmente se está pivotando hacia Asia y Oriente Medio, áreas geográficas donde se está incrementando notablemente las inversiones en infraestructuras y políticas ambientales“, apuntó Kristina Apiñaniz, directora general de Aclima, quien destacó que el cluster cuenta con empresas líderes a nivel europeo en la gestión de residuos industriales.
Proyectos destacados
Entre los proyectos de internacionalización más importantes para este año, la asociación destaca la coorganización, junto con la asociación colombiana de ingeniería sanitaria y ambiental, del Congreso Acodal del 31 de mayo al 2 de junio en Cartagena de Indias, así como un estudio de viabilidad sobre la posibilidad de construir un polo de tratamiento de residuos industriales en México para un grupo de socios con experiencia, interés y capacidad para invertir en plantas de gestión y tratamiento de determinadas corrientes de residuos industriales, como residuos hidrocarburados, lodos y cenizas de origen industrial, aceite vegetal usado, baterías, pilas, plásticos, etc.
En el área de Innovación, el principal proyecto en el que trabaja Aclima es la red EBAN, una iniciativa que pone en contacto a los socios con capacidad e interés en invertir en nuevas oportunidades de negocio con los proyectos e iniciativas de emprendizaje relacionadas con el sector medioambiental, identificadas a través de la participación en diferentes foros y redes.
Desde el inicio de este proyecto, hace ya casi 3 años, 70 proyectos han sido analizados y presentados al grupo de inversores. “Nos consta que al menos uno de los proyectos se va a convertir en breve en una instalación industrial, relacionada con la remanufactura, que creará 18 empleos directos para 2017 y 39 para finales de 2018″, apuntó Kristina Apiñaniz.
Colaboración público-privada
Dado que en Aclima confluyen socios públicos y privados, uno de los principales valores que ofrece el clúster al sector medioambiental es el impulso a la colaboración público-privada, necesaria para que las iniciativas de las diferentes Administraciones estén alineadas con las capacidades, necesidades e intereses de las empresas.
En este ámbito, destacan las mesas formadas por técnicos de Gobierno Vasco y de las empresas socias del clúster para abordar retos como la fiscalidad ambiental y las tasas al vertido de residuos y extracción de áridos, el proceso de análisis y remediación de suelos contaminados y la valorización de determinadas corrientes de residuos, como los lodos de depuradora o los residuos de construcción y demolición.
Nuevas áreas de especialización
Aclima nació hace 20 años centrado en las áreas de residuos, aguas y ecodiseño, y con el tiempo ha ido posicionándose en nuevas áreas que requieren de una importante especialización tales como las relacionadas con el cambio climático, los ecosistemas y los suelos contaminados.
“La mayor preocupación por el medioambiente y una legislación cada vez más exigente están haciendo surgir además nuevas áreas con una alta especialización técnica”, explica Xabier Caño, quien entre ellas cita el REACH (relacionado con la protección de la salud humana y el medio ambiente contra los riesgos que pueden presentar los productos químicos) y los BREF (relacionado con el control de las emisiones industriales), que exigen la utilización de las mejores técnicas disponibles y por tanto las menos contaminantes.
El avance de lo que se conoce como Industria 4.0, añade, ha hecho surgir además “nuevas áreas que requieren de una elevada especialización para la aplicación de las tecnologías de la información al sector medioambiental”. Uno de los proyectos de innovación más importantes en los que está participando el clúster es de hecho el proyecto europeo Waste4Think, que se basa en la validación de la aplicación de diferentes tecnologías innovadoras al sector de la gestión de los residuos urbanos.
Una planta de residuos abastecerá la calefacción a un distrito de Estocolmo
GESTORES DE RESIDUOS
Steinmüller Babcock Environment, empresa alemana de fabricación de equipos de energía para tratamiento de residuos, ha obtenido un contrato para construir la caldera de una nueva planta de residuos en el noroeste de Estocolmo.
Con una potencia de 100 MWth, la planta suministrará el 80% de las necesidades anuales de calefacción de la red de calefacción urbana de E.ON en Högbytorp. La puesta en marcha del servicio está prevista para finales de 2019 y en ese momento la central tratará los residuos municipales e industriales con los que suministrará electricidad y calefacción urbana a la región.
La planta de Högbytorp es parte de una iniciativa para el desarrollo sostenible del distrito urbano de Järfälla y Upplands Bro en el noroeste de Estocolmo y será una de las mayores plantas de utilización de residuos térmicos en Suecia.
El Parlamento Europeo votará por aumentar los objetivos de reciclaje para 2030 hasta el 70%
RETEMA
El Parlamento votará el 14 de marzo de 2017 cuatro normativas sobre la gestión de residuos, principalmente los que se generan en hogares y pequeños negocios, que representan el 8 por ciento del total de la basura de la Unión Europea. Aumentar las tasas de reciclaje en la UE, limitar la existencia de vertederos, muy perjudiciales para el medio ambiente y la salud, y reducir los desechos de alimentos, son los principales asuntos que se abordarán en esta etapa.
Pasar de una economía lineal, en la que producimos, consumimos y generamos residuos, a una economía circular, en la que después de consumir, reutilizamos, recogemos y reciclamos o reparamos, requiere que las tasas de reciclaje de la Unión Europea sean mayores.
En 2014, España solo recicló el 31% de su basura, por debajo de la media de la UE, del 44%, y acumuló en vertederos un 58% de los residuos, también inferior a la media comunitaria, del 31%.
El vertido de residuos es la opción más barata pero también es la más nociva para el medio ambiente y para la salud. Por eso es necesario reducirlo al máximo y promover mejores prácticas en la gestión de residuos: incinerar, reciclar, reutilizar o reparar.
Una acumulación baja de residuos en vertederos suele implicar altos niveles de reciclaje. Cuantos menos residuos vierta un país, más tiende a reciclar y, por lo tanto, más cerca está de un modelo de economía circular. Este modelo ayudará a crear puestos de trabajo relacionados con el sector como diseño ecológico, reutilización, reparación y recogida.
Por otro lado, aunque la incineración es la mejor alternativa al vertido de residuos, una excesiva tasa de incineración puede dar lugar a menores niveles de reciclaje. Algunos países, como Finlandia y Dinamarca, tienen índices muy altos de incineración porque utilizan este método para gestionar los residuos y producir energía. Por lo tanto, esta nueva normativa podría tener impacto en las prácticas de estos países.
La propuesta de la Comisión Europea
La Comisión Europea ha propuesto que la UE alcance una tasa del 65% de reciclado en 2030 y limite el vertido de residuos al 10% para el mismo año. Sin embargo, la comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo aboga por objetivos todavía más ambiciosos: conseguir el 70% de reciclaje y llegar a un máximo del 5% para el vertido.
El pleno del Parlamento Europeo se pronunciará el 14 de marzo sobre este conjunto de medidas. Se trata de cuatro directivas centradas en la gestión de residuos, los vertederos, el empaquetado, y los vehículos, las baterías y acumuladores, y los residuos de equipamiento electrónico.
36 proyectos de economía circular podrían llegar a reciclar más de 250.000 toneladas de residuos en Euskadi
RESIDUOS PROFESIONAL
El informe, publicado bajo el título “36 proyectos demostración de economía circular en el País Vasco: resultados de iniciativas empresariales”, señala que los proyectos subvencionados podrían llegar a generar más de 150 puestos de trabajo y reciclar más de 250.000 toneladas de residuos.
Entre las conclusiones que apunta el informe destacan entre otras, la necesidad de desarrollos adicionales en un 47% de los proyectos; la relevancia que tiene en este tipo de proyectos la colaboración público-privada para acceder al mercado en el 56% de los casos; y la confirmación de que la recuperación de productos y componentes genera mayor valor añadido que la recuperación de materiales.
En el desarrollo y ejecución de los proyectos han participado más de 85 empresas con una relación coste-efectividad de las ayudas prestadas de 21€ invertidos anualmente por las empresas por cada euro público gastado. De completarse con éxito los proyectos subvencionados de economía circular se espera obtener un potencial de ahorro de materiales de 276.000 toneladas de materiales/año, una facturación de 38,7 MM de €/año y la creación de 156 nuevos empleos.
Asimismo destaca que el 92% de empresas participantes están satisfechas con la convocatoria de ayudas, y la elevada interrelación que se ha establecido entre los sectores del metal y de la construcción, ya que entre ambos sectores concentra el 45% de todos los proyectos.
Este informe se completará próximamente con la publicación de una ficha técnica explicativa de cada uno de los 36 proyectos de economía circular puestos en marcha.
La sociedad pública Ihobe tiene previsto realizar una nueva convocatoria de ayudas para la realización de proyectos similares a partir de la primavera.
De la economía lineal a la circular: un cambio necesario
EL DIARIO
Si el consumo continúa aumentando como en los últimos años, en 2050 la población del planeta necesitaría tres veces más cantidad de materiales y un 70% más de alimentos. Solo en los próximos 20 años la necesidad de agua y energía será un 40% mayor. Esta carrera impactará de lleno sobre una industria europea en la que el 40% de sus costes totales se deben a las materias primas -frente a un 20% de los laborales- y en un mercado de “commodities” en el que se ha producido un incremento anual en los precios del 6%, desde el año 2000. Pero no son solamente el petróleo o el gas los recursos considerados críticos, sino también otros, que son suministrados a la industria europea, como el Antimonio, Galio, Germanio, Talio o Platino, y que presentan graves riesgos.
El cambio climático y la protección de la biodiversidad conllevan aún más retraso en la adopción de políticas globales decididas. La Unión Europea adoptó el objetivo 20-20-20 (reducción del 20% en consumo energético y en gases efecto invernadero, incrementar hasta un 20% las renovables) como etapa intermedia hacia una región descarbonizada en la que a 2050 se plantea objetivos de reducción del 85-90% de gases de efecto invernadero respecto a 2005.
La UE ha puesto en marcha distintas iniciativas para afrontar de forma integrada algunos de los grandes retos derivados de los problemas ambientales y de competitividad de la industria europea. La “Hoja de Ruta hacia una Europa Eficiente en el Uso de Recursos”, enmarcada en la Estrategia Europa 2020 de la Comisión Europea, establece acciones para la estimulación del mercado de materiales secundarios y la demanda de materiales reciclados ofreciendo incentivos económicos y desarrollando criterios para determinar cuándo un residuo deja de serlo.
La otra gran iniciativa europea se denomina “Una política industrial integrada para la era de la globalización” establece seis líneas prioritarias de actuación entre las que destaca una ‘Política industrial sostenible, construcción y materias primas’ que impulsa, entre otros, el “desarrollo de mercados del reciclaje estables y regímenes en materia de responsabilidad ampliada de los productores, como medio para avanzar hacia una economía circular”.
Todo esto tiene que ver con el Plan de Residuos 2017-2027 de Navarra que fue abordado en la jornada celebrada el pasado 21 de febrero en Baluarte, en Pamplona, con presencia de los máximos responsables medioambientales del Gobierno de la comunidad foral, y que giró en torno a tres temas: la nueva Ley de Residuos que se definirá este año 2017; la recogida y gestión de la materia orgánica; y la prevención y reciclado de alta calidad.
Sin duda, la necesidad de aprobar una ley que promueva la economía circular y desincentive la eliminación, supone extender el ciclo de vida de los productos mediante reparaciones, reutilización y rediseño de artículos. Pero, también, y tal como fue subrayada en la jornada, la ley garantizará una adecuada gestión de los residuos domésticos y comerciales, de tal modo que la recogida selectiva de la materia orgánica -supone el 45% del total de los residuos municipales- se despliegue a toda la población navarra en 2027, de forma que la recogida de forma selectiva alcance el 65% del total de los desechos. Además, se pretende que se trate el 100% de la fracción resto y se alcance el vertido cero sin tratar, erradicando el vertido directo de residuos en toda Navarra.
Los ambiciosos objetivos establecidos por Europa en relación con la recogida selectiva de residuos y el reciclado -el Parlamento Europeo abordará el próximo marzo la subida de la tasa del reciclaje al 70% en 2030-, exigen hacer las cosas de otra manera a lo que se ha venido haciendo hasta hace poco. Es necesario pasar de la actual Economía lineal de “tomar, hacer, desechar”, reflejo de una época en que los recursos y la energía se creían ilimitados y eran fáciles de obtener y no había conciencia de las graves consecuencias medioambientales, a una Economía circular que pretende conseguir que los productos, componentes y recursos en general mantengan su utilidad y valor en todo momento, o lo que es lo mismo se cambie la mentalidad pensando en los residuos como recursos, aprovechándose una y otra vez en un proceso cíclico.
En este sentido, la fiscalidad es un aspecto fundamental, ya que el pago por generación supone que el ciudadano o la ciudadana pueda ver realmente como afecta a su economía el tener un hábito de menor generación de residuos y reciclado, u otro, y ello deberá de reflejarse en la nueva ley Foral de Residuos.
Bizkaia habilita sus puntos limpios para la recogida de envases fitosanitarios
RESIDUOS PROFESIONAL
La Diputación Foral de Bizkaia ha puesto en marcha esta semana la recogida de envases de productos fitosanitarios en nueve de los 23 garbigunes (puntos limpios) del territorio, con el objetivo de mejorar la gestión de este tipo de residuos y, al mismo tiempo, ofrecer un mejor servicio al sector agrario vizcaíno. En concreto, este nuevo servicio se prestará en las instalaciones de Karrantza Harana, Güeñes, Santurtzi, Derio, Mungia, Gernika, Durango, Markina e Igorre.
Este nuevo sistema de recogida y gestión persigue también preservar el medio ambiente reduciendo la contaminación ambiental, realizar una gestión adecuada de este tipo de residuos y dar una solución a la eliminación incontrolada o el abandono de los mismos.
En los garbigunes habilitados se ha instalado un módulo específico para esta recogida en el que se podrán depositar tres tipos de envases fitosanitarios: los que estén vacíos (aquellos en los que el producto se ha utilizado en su totalidad y se ha efectuado el triple enjuague en la explotación), que se recogen con un sistema de ‘big bag’; los que contengan restos sólidos, y los que tengan restos líquidos (en ambos casos, la recogida se hace en bidones específicos).
Los envases que se pueden depositar son aquellos que hayan contenido raticidas, herbicidas, insecticidas (no aerosoles), fungicidas, acaricidas y molusquicidas. No se admitirán envases de productos zoosanitarios para el ganado, aerosoles o envases de abonos, aceites, detergentes, ni otros residuos.
El personal de los garbigunes ha recibido la correspondiente formación para la realización de esta recogida y se ha establecido un protocolo de actuación en torno a la misma, que incluye que serán estos profesionales los que indiquen al usuario en qué contenedor del módulo debe depositar los envases.
Desde la puesta en marcha de este nuevo sistema se han eliminado los puntos de recogida existentes en las cooperativas de Mungia, Lezama, Karrantza Harana, Gernika, Igorre y Abadiño.
Vertederos: una fuente de emisiones que multiplica por 19 al de las plantas de valorización energética
RETEMA
La eliminación de residuos en vertedero genera muchas más emisiones de CO2 que la valorización energética. Así se recoge en un estudio elaborado por G-Advisory, del grupo Garrigues, en el que se analizan los impactos socioeconómicos y ambientales de la valorización energética de los residuos urbanos en España y Andorra, concluyendo que los vertederos emiten anualmente casi 11 millones de toneladas de CO2 equivalente, 19 veces más que las plantas de valorización energética. En dicho documento se precisa que, por tonelada tratada, el vertido genera un 53% más de emisiones brutas que la valorización energética y un 175% más de emisiones netas.
La Asociación Española de Empresas de Valorización Energética de Residuos Urbanos (AEVERSU), que aglutina a 11 plantas (10 en España y 1 en Andorra), quiere poner de relieve estos datos con motivo de la reciente conmemoración (28 de enero), del Día Mundial de la Reducción de Emisiones de CO2, una efeméride a través de la cual se hace un llamamiento a la concienciación y sensibilización de la sociedad en torno a las negativas consecuencias que el cambio climático tiene para la vida en el planeta y la necesidad de hacer frente al mismo con medidas que apuesten firmemente por la eficiencia energética, por el desarrollo de energías renovables y el empleo de combustibles más limpios, por la racionalización del consumo, por mejoras en el transporte y una correcta gestión de la basura, haciéndola más sostenible.
En este sentido, cabe señalar que la Cumbre de París supuso un hito, logrando que 195 países, entre ellos China y Estados Unidos, hubiesen alcanzado un ambicioso acuerdo con el que se pretende limitar el aumento de la temperatura de la Tierra a menos de 2ºC, comprometiéndose los firmantes a realizar esfuerzos para “limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados en comparación con la era preindustrial”.
Valorización energética vs vertedero
Además de otras ventajas propias de la valorización energética sobre el vertido, resulta evidente que, en la lucha contra las emisiones de gases de efecto invernadero, ésta se presenta como opción claramente mejor. De hecho, la eliminación en vertedero ha sido calificada por la normativa vigente como la alternativa menos deseabledebido a su negativo impacto sobre el entorno y la salud, presentando otros inconvenientes tales como ocupación de mayores extensiones de suelo, con los consiguientes efectos a nivel medioambiental y paisajístico; mayor producción de lixiviados, con el riesgo asociado de un incremento en niveles de contaminación, debiendo ser monitorizados y gestionados durante décadas; y la generación de biogás procedente de la degradación anaerobia de la materia orgánica, que no siempre puede ser valorizado energéticamente debido, entre otros factores, a las condiciones de degradación de la materia orgánica, el tamaño del vertedero, la accesibilidad de conexión a la red, las tipologías de residuos vertidos en los mismos a lo largo del tiempo, la temperatura y el nivel medio de precipitaciones anuales.
Asimismo, cabe señalar que, en el caso de la valorización energética, la recuperación de materiales está garantizada, con la particularidad de que la energía producida en forma de calor y electricidad se configura como un sustituto efectivo de los combustibles fósiles. Por otro lado, es necesario destacar que el 50% de la energía producida en las plantas de valorización energética es de carácter renovable.
Y aquí es preciso recordar la alta dependencia energética exterior de España. Según el estudio de G-Advisory, durante el período 2008-2012, el 77% de la energía primaria no renovable fue comprada fuera de nuestras fronteras y, en particular, el 99% del petróleo, circunstancia que trae consigo un considerable coste económico para el sector público y privado.
Por su parte, la disposición de las mejores tecnologías disponibles permite a las plantas de valorización energética cumplir escrupulosamente con la legislación vigente, mucho más rigurosa que la que rige para otras infraestructuras industriales e incomparablemente más exigente que la aplicable a los vertederos, complicándose en muchas ocasiones el control de los mismos debido a su extensión y configuración geológica. Se trata de instalaciones finalistas en donde los residuos quedan enterrados de forma permanente, por lo que el impacto perdura en el tiempo.
La Comisión Europea respalda la valorización energética de residuos pero recuerda que la prevención y el reciclaje son prioritarios
RESIDUOS PROFESIONAL
Los procesos de valorización energética de residuos pueden desempeñar un papel en la transición hacia una economía circular siempre y cuando, siguiendo los principios de la jerarquía de residuos de la UE, estos no supongan un obstáculo para alcanzar altos niveles de prevención, reutilización y reciclaje. Esto es esencial para asegurar el potencial completo de una economía circular, tanto en su vertiente ambiental como económica, y reforzar el liderazgo europeo en el ámbito de las tecnologías verdes. Esta es la principal conclusión del documento que hizo público ayer la Comisión Europea bajo el título “The role of waste-to-energy in the circular economy”.
Además, considera la CE que solo respetando la jerarquía de residuos conseguirá la valorización energética maximizar la contribución de la economía circular a la descarbonización de la UE, en línea con la Estrategia de la Unión Energética y el acuerdo de París. En este sentido, el documento –una comunicación al Parlamento Europeo, el Consejo, el Comité Económico y Social y el Comité de Regiones– asegura que son la prevención de residuos y el reciclaje los que aportan “la mayor contribución posible en términos de ahorro energético y reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)”.
Y apuesta por dar mayor protagonismo en el futuro a aquellos procesos, como la digestión anaerobia de residuos biodegradables, en los que el reciclaje material se combina con la recuperación de energía. Por el contrario, el papel de la incineración –actualmente la opción predominante para valorizar energéticamente los residuos– “necesita redefinirse” para asegurar que no obstaculiza el incremento del reciclaje y la reutilización y evitar la sobrecapacidad de tratamiento de residuos no reciclables en estas instalaciones.
La Comisión emplaza a los Estados miembros a tener en cuenta las guías y orientaciones recogidas en su comunicación a la hora de evaluar y revisar su planes de gestión de residuos según recoge el artículo 30(1) de la Directiva Europea de Residuos.
Así, a la hora de planificar futuras inversiones en instalaciones de valorización energética de residuos, la CE considera esencial que los Estados miembros tomen en consideración el riesgo de que ciertos activos puedan quedar parados u obsoletos.
Al evaluar los planes nacionales de gestión de residuos y revisar los progresos hacia los objetivos de reciclaje de la UE, la Comisión insiste en que continuará proporcionando orientación para asegurar que esa planificación de la capacidad de valorización energética es consistente con la jerarquía europea y la respalda, y que tiene en cuenta el potencial de nuevas y emergentes tecnologías de reciclaje y tratamiento de residuos.
Finalmente, la Comisión mantiene su compromiso de garantizar que la financiación de la UE y otras ayudas financieras públicas se orientan hacia opciones de tratamiento de residuos que están en consonancia con la jerarquía de residuos, y que se prioriza la prevención, la reutilización, la recogida selectiva y el reciclaje.
Proyecto FARM: metales estratégicos a partir de residuos de la valorización energética de RSU
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Los metales estratégicos son un grupo de elementos que se encuentran en la Tierra en cantidades muy pequeñas, pero que son críticos para ciertos procesos productivos (electrónica, catalizadores…). En estos materiales se combina su enorme importancia económica con un alto riesgo. Si falla el suministro de los mismos se caería toda la industria productiva que los utiliza, así como la industria accesoria. Por esta razón la obtención de materiales estratégicos a partir de los residuos ha sido reconocida por la “European Innovation Partnership” como un pilar esencial para mitigar este riesgo y asegurar la competitividad de las empresas.
En este ámbito, el consorcio FARM ha desarrollado una planta piloto que realiza un proceso integral de concentración y reciclaje de metales estratégicos, además de los mayoritarios, presentes en los residuos generados en instalaciones de valorización energética de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU).
Las instalaciones de valorización energética de RSU generan dos tipos de residuos: cenizas de la depuración de la corriente gaseosa (con dos características diferentes) y escorias obtenidas directamente del horno. Las primeras se generan en una proporción de un 3-5% respecto del peso del residuo original, mientras las escorias constituyen un 20% del peso original.
En la actualidad, estos “residuos” básicamente se depositan en vertederos. La tecnología en que se basa la planta piloto desarrollada permite aplicar un proceso integral para reciclar todos los metales contenidos en estas “nuevas materias primas”, tanto los minoritarios de alto valor añadido, como los mayoritarios (Zinc, Plomo, Cobre…).
El proyecto se ha acometido a través del consorcio FARM, que integra los conocimientos científicos, técnicos y de negocio necesarios para evaluar la viabilidad técnica, económica, comercial y ambiental de las soluciones desarrolladas. Urbaser, coordinador del proyecto, ha aportado tanto la materia prima como el mercado potencial y su conocimiento de las instalaciones de valorización energética. El centro tecnológico Tecnalia ha desarrollado tecnologías de valorización basadas en procesos de concentración pirohidrometalúrgicas, y la Universidad Politécnica de Madrid ha estudiado alternativas basadas en tecnologías mineralúrgicas.
El proyecto FARM, que ha finalizado en 2016 y que se ha desarrollado en el marco de la convocatoria Retos-Colaboración 2014 del Ministerio de Economía y Competitividad, ha permitido el desarrollo de esta planta piloto que consigue obtener estos metales de alto valor añadido a partir de los residuos de valorización energética de RSU.