Jose Pérez (Zabalgarbi): «Nuestro compromiso con Bizkaia es ahora más firme que nunca»
DEIA
Zabalgarbi es una de las empresas vascas que presta un servicio esencial a la sociedad y, por tanto, que sigue en activo durante el estado de emergencia provocado por la actuación del covid-19. Si bien la seguridad ha sido siempre un aspecto fundamental para Zabalgarbi, tras el decreto de estado de alarma, la empresa ha adoptado una serie de medidas extraordinarias para afrontar la crisis del covid-19.
¿La operación en Zabalgarbi se está viendo afectada por el coronavirus?
—Esta es una planta que opera 24 horas al día, los 365 días al año. Diariamente trabajamos con unos estándares de calidad muy exigentes y eso siempre constituye una ventaja. En esta difícil coyuntura, mantenemos la operatividad y los residuos que llegan son tratados de la misma forma que habitualmente, garantizando siempre la seguridad en todo el proceso.
Ustedes no han parado la actividad pero desde el primer momento han adoptado una serie de medidas extraordinarias para garantizar la seguridad de sus trabajadores. ¿Cuáles han sido esas medidas?
—La seguridad es un aspecto fundamental para nosotros. Siempre lo es, pero ahora más que nunca. Especialmente para nuestro director general, Mikel Huizi. Días antes de decretarse el estado de alarma, la dirección de Zabalgarbi constituyó un equipo de coordinación. Seguidamente, aprobamos el procedimiento por el que se establecen más de 40 medidas de seguridad para afrontar la crisis del covid-19 en la planta. Todo ello lo hemos hecho de acuerdo con el comité de empresa, el comité de seguridad y salud y el servicio de prevención ajeno. Tenemos claro que sin la implicación que esta plantilla demuestra cada día, sería difícil adaptarse y adoptar unas medidas tan exigentes.
¿Cuál es el fin que persiguen con la puesta en vigencia de estas medidas?
—Básicamente buscamos tres objetivos. Proteger la salud de las 71 personas que trabajamos en Zabalgarbi, minimizar las probabilidades de propagación del virus y garantizar la continuidad del servicio esencial que nuestra planta presta a Bizkaia. Nuestro compromiso con este Territorio es ahora más firme que nunca.
A la hora de tratar los residuos, ¿también se ha modificado la forma de proceder?
—El habernos dotado de unas adecuadas medidas de protección para la plantilla, nos ha permitido mantener la operación sin cambios. Los residuos no reciclables que recibimos y que incluyen sanitarios, siempre son tratados de la misma forma. La incineración garantiza la destrucción de cualquier resto de covid-19.
Estamos viviendo una situación sin precedentes, ¿cómo ve la vuelta?
—Es evidente que el proceso será lento y progresivo. Soy aita de dos niños pequeños y ves que cada día se les hace más duro seguir confinados, pero ahora es lo que toca. Desde un punto de vista industrial, y siempre que se preserve la seguridad de las personas, es importante mantener la actividad económica. Es un pilar fundamental para garantizar el modelo de país que disfrutamos en Euskadi, con unas prestaciones sociales únicas en nuestro entorno.
De cara al futuro, ¿Zabalgarbi tiene en mente nuevos proyectos?
—La innovación va en el ADN de esta planta. Ya en su fase de diseño, la Comisión Europea le otorgó el máximo reconocimiento a la innovación, a través del Programa Thermie. 15 años después, seguimos avanzando. Ahora estamos trabajando en la ampliación de nuestra instalación fotovoltaica y en la puesta en marcha de una planta gasinera, con la que queremos suministrar Gas Natural Comprimido a los nuevos camiones de basura. Además, participamos en los proyectos LowCO2 y Recygas, respaldados por el programa Hazitek del Gobierno Vasco.
¿En qué consisten esos Hazitek?
—LowCO2 y Recygas son planes I+D+i que el Gobierno vasco ha calificado como estratégicos y en los que hemos invertido 1,17 millones de euros para el periodo 2019-2021. En el proyecto de LowCO2 trabajamos con otras empresas en la captura y valorización del CO2 y en la búsqueda de nuevos aprovechamientos de las escorias y el tratamiento de las cenizas. En el Recygas colaboramos con Sener y FCC en la mejora de la tecnología de la valorización, a través de la gasificación de los residuos. Si ambos proyectos demuestran su viabilidad, serán el anticipo de importantes inversiones industriales en los próximos años.
¿Cómo ve el futuro del sector de la incineración?
—La situación actual nos ha hecho ver que estas plantas de valorización energética son muy importantes en la “cadena de tratamiento” de los residuos. Nos ayudan a preservar el medio ambiente y la salud de la ciudadanía, dos aspectos fundamentales en la economía circular y en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Si miramos a Europa, a día de hoy existen más de 500 incineradoras, con las que se ahorran anualmente 40 millones de toneladas de combustible fósil y con las que se genera electricidad para 14 millones de europeos.
Esos datos, trasladados a Bizkaia, ¿qué suponen?
—En la actualidad, Bizkaia es considerada la pequeña Alemania por su avanzada gestión de los residuos. En el caso de Zabalgarbi, desde que se puso en marcha en 2005, ha dado solución a más de 3,5 millones de toneladas de basura no reciclable, lo que supondría llenar casi siete veces el estadio San Mamés. Anualmente, producimos la electricidad equivalente al consumo del metro de Bilbao durante 7 años. Todo esto es posible gracias al compromiso institucional, la colaboración público-privada y cómo no, la implicación de toda nuestra plantilla.