¿Qué países encabezan la producción de energías renovables en Europa?
EXPANSIÓN
Vivir en un mundo abastecido al 100% por renovables es aún, según los expertos, algo inimaginable, pero la realidad es que las energías limpias van poco a poco comiéndole terreno a las contaminantes y que ese día podría estar acercándose más rápido de lo que muchos vaticinan.
La Unión Europea parece tener claro cuál es el camino a seguir para conseguirlo y uno de los objetivos que se ha propuesto de cara a 2020 es lograr que el 20% de la energía generada dentro de sus fronteras provenga de fuentes ”verdes”.
Hace tres años, Suecia, Bulgaria y Estonia fueron los primeros en alcanzar ese porcentaje y abrirse de par en par a esta ”revolución renovable”. En 2014, Lituania tampoco dudó en unirse a ese selecto club y el año pasado se sumaron cinco miembros más: Finlandia, Croacia, Rumania, Italia y la República Checa (ahora Chequia). Según los últimos datos de Eurostat, a las puertas de la ”admisión” se quedaron Dinamarca, Austria y Grecia.
A pesar de estas nuevas incorporaciones, nadie ha conseguido arrebatarle a Suecia el título de país europeo en el que más energía limpia se genera (cerca de un 50% del total, muy por encima de la media de la UE que se sitúa en torno al 16%). Se lo debe, principalmente, a la enorme aportación de la hidroeléctrica.
Menos inversión
Ahora bien, fueron la eólica y la solar las que llevaron la batuta de este crecimiento renovable. Sin embargo, y aunque la inversión en este tipo de instalaciones creció el año pasado en todo el mundo, Europa nadó a contracorriente. Según un informe de la ONU, esta partida sufrió un recorte del 21%, bajando desde los 57.400 millones de euros de 2014 hasta los 42.800 millones de 2015.
La principal razón por la que la cifra europea palideció en comparación con la de países emergentes como China (que acapara un 36% del total mundial) o India es simple: Europa ya cuenta con un gran número de instalaciones renovables por lo que no necesita ampliar aún más su potencia sino, según señalan desde la ONU, renovarse e incorporar los avances tecnológicos pertinentes. En este sentido, uno de los principales problemas que encara el Viejo Continente es la falta del almacenamiento energético que le permitiría aprovechar, cuando lo hubiera, su excedente de producción renovable.